domingo, 17 de agosto de 2014

Ribera del Guadiana (versión larga)

Aprovechamos estos días del verano para marcar una de las rutas más interesantes que se pueden hacer desde la Estación Ciclista del Guadiana, Casa Rural para ciclista en Picón, Ciudad Real. La ruta nos va a llevar siempre por las riberas del Guadiana, recorriendo el embalse del Vicario que nos ayuda a llevar mejor el calor estos días de Agosto. Esta es un ruta que permite ver mucha fauna, sobre todo aves que anidan a lo largo del río. Esta ruta se puede hacer en cualquier momento del año, aunque en primavera quizás sea el mejor momento. Es ciclable al 99,9 % (algún trozo con zarzas anima a bajarse por precaución) a no ser que la presa esté desaguando, que puede dejar impracticable el bonito single-track del lado norte desde la presa hasta el puente de Picón. En todo caso, hay múltiples alternativas.

Casa de Santa María
Salimos de Picón y pasamos por la Casa de Santa María, casa señorial a orillas del Guadiana que está a la espera de rehabilitación, y que su día fue un punto clave del territorio; de hecho, la Puerta de Santa María de Ciudad Real se llama así precisamente porque de ahí partía el camino que llevaba a este lugar. Cruzamos el río por el puente de la carretera y enseguida tomamos un camino a la izquierda que nos lleva atravesando un bonito túnel de encinas hasta la puerta de la Bodega del Pago del Vicario.

Viñedos del Pago del Vicario
Atravesamos los viñedos (buen vino, e interesante visita tiene la bodega), y paramos en un mirador desde el que observamos una tabla del Guadiana (tabla es allí donde siempre hay agua y parece que no corre).

Tabla del Guadiana
En el mirador, podemos ver la estructura y tipos de uvas plantados en la viña del Pago...


... y echando la vista atrás, divisar el interesante edificio con forma de catalejo de la bodega. Desde el mirador bajamos al río que seguiremos en un bonito tramo caracterizados por los afloramientos rocosos y las zarzas en el algún punto, así como los restos de viejos puentes y molinos del río.

Afloramientos rocosos con musgo y liquen.
Sin dificultad llegaremos a la presa, de hormigón, que se construyó en los 70 para poner en regadío el espacio entre el río Guadiana y Ciudad Real.

Presa del Vicario
Cruzamos el río usando la presa desde la que pudimos disfrutar de las vistas del embalse a rebosar de agua.

Embalse del Vicario
El margen norte del embalse ha sido incluido en el Camino Natural del Guadiana que ha acondicionado y señalizado la Confederación del Guadiana. Según la época y el día, veremos muchos pescadores, puesto que el embalse del Vicario es un centro reconocido de pesca (algún campeonato se ha celebrado aquí). Veremos muchos patos, y si hay suerte, como en nuestro caso, unos gansos salvajes ¿del Nilo?

Gansos a orillas del Vicario
La Confederación ha creado varios miradores para observar la fauna. El mirador de la Isla puede ser una buen punto de parada (según vayamos de cansados).


Siempre junto al agua, vemos como el agua del embalse se utiliza para regar todo tipo de cultivos, este verano estaban gordos los girasoles.


La tubería de abastecimiento de Ciudad Real nos hace dar un pequeño rodeo de unas decenas de metros... por ahí viene el agua del embalse de Gasset (otra bonita ruta) que se bebe en la comarca de Ciudad Real.

Tubería de Abastecimiento de Ciudad Real desde el Gasset
Seguimos por la margen norte cada vez más cerca de la cola del Vicario, pasando por otra tabla, la del Piélago, ahora imperceptible al estar el embalse lleno. Por esta zona, las aguas menos profundas y de mejor calidad hacen que el número de aves aumente. Vimos muchas garzas reales, pero no fuimos capaces de fotografiarlas (entre que paras la bici, sacas la cámara, etc... la garza voló). Nos conformamos con las fochas, patos, y gansos.

El Vicario, paraíso ornitológico
Llegamos a Peralbillo, donde hay una reserva de fauna en la cola del embalse, remontando el río Becea, afluente del Guadiana. La idea era llevar la ruta por allí, pero una avería a la vuelta nos hizo desistir (pondremos el track). En Peralbillo se puede coger agua (cervezas en el bar del pueblo, según la necesidad), y desde allí seguimos por el camino del Guadiana hasta bajar a los baños del Emperador, antigua casa de baños que contaba con unas piscinas que todavía pueden verse cuando el nivel del embalse baja.

Casa de baños del Emperador
Seguimos el camino del Guadiana que nos lleva a pasar bajo el estribo del puente del AVE.


Los reflejos del sol en el agua y el tablero del puente llamaron la atención de nuestro fotógrafo.


Junto al puente del AVE está el viejo puente del ferrocarril que quedó en desuso y fue recuperado para la olvidada ruta del Quijote, y que se ha convertido en un destino de paseantes de Ciudad Real, con lo que por aquí seguro que veremos gente.

Puente de  hierro del antiguo F.C. Ciudad Real - Madrid.
Cruzamos el puente de hierro y seguimos por el margen sur por una pista ancha. Pronto volvemos a la margen, que seguimos hasta llegar a Malvecinos, en la carretera de Carrión a Fernancaballero, donde quedan restos del viejo puente y molino, cada vez más comidos por la maleza y las higueras, que estaban cargaditas (avituallamiento gratis para valientes).


Volvemos a cruzar y tomamos el camino de vuelta de nuevo siguiendo el margen del río, entre tarays y juncos, que nos volverá a llevar a Peralbillo. Una avería en un cambio nos hizo renunciar a tomar la cañada, así que volvimos por el norte del embalse, aunque buscando los caminos más rectos. Ahí nos quedaba otra sorpresa, un buen grupo de vacas con sus terneros que pastaban en las orillas del embalse.


En la presa bajamos una escalera que hay al norte, con cuidado de no tocar la barandilla para no molestar a las avispas que la habitan y así evitar que ellas nos molesten a nosotros. El single track del norte del río es una preciosidad que hará las delicias de todos, y nos lleva al puente de Picón, hacia donde volveremos por el mismo camino de Santa María.


Así acabamos la ruta, muy bonita, que cambia mucho según las épocas del año, y que aunque larga, es totalmente llana. De hecho, se puede alargar un poco más y llegar hasta el Castillo del Calatrava La Vieja, que está a 2,5 km de Malvecinos. Un manguerazo a las bicis para quitarles el polvo del camino, y un bañito en la piscina para recuperar el cuerpo pusieron el punto final a la ruta.


Aquí tenéis el track de la ruta que hicimos:
 

 Ponemos las variantes posible de los tracks a continuación.